Masajista y osteópata en Sant Cugat del Vallès

Psico-Osteopatía

Psico-Osteopatía

El cuerpo es inteligente independientemente del intelecto del individuo

Nuestro cuerpo desde su concepción está continuamente vinculándose y respondiendo al entorno, ya sea familiar, escolar, laboral o social. Desde la psico-osteopatía buscamos aproximarnos al paciente posicionándolo en una visión más amplia y vincularnos a él desde su necesidad, para llegar a vías de recuperación propias e inherentes, acercándolo a una mayor conexión consigo mismo.

Desde la vertiente osteopática se analiza minuciosamente el estado del cuerpo en su globalidad, así como la correcta interrelación a nivel de los diferentes tejidos, estructuras, órganos y fluidos. De esta forma, la psico-osteopatía une los aspectos psicológicos a los emocionales.

Memoria, código celular y supervivencia

¡Todos somos únicos!

Cada célula de nuestro cuerpo está biológicamente conectada y se comunica con el resto a partir de complejos mecanismos bioquímicos y electromagnéticos, hecho que le permite interactuar con el resto del organismo. Además, estas células están dirigidas por el sistema nervioso central.

Si tenemos en cuenta que cada célula sabe perfectamente cuál es su función, es evidente que posee una memoria que estará estrechamente relacionada con la supervivencia del organismo y de dicha célula, haciendo que la relación sea productiva y que el organismo sobreviva.

celula

Desde un punto de vista biológico, la principal prioridad del cuerpo es sobrevivir. Eso nos lleva a relacionarnos con el entorno, el entorno nos aportará experiencias que iremos acumulando con informaciones sensoriales, formando y adoptando creencias, las cuales nos darán recuerdos. Y estos, dependiendo de lo agradables o desagradables que nos resulten, irán grabando un código celular personal y único.

Estamos constantemente sometidos a información exterior. Esto no es un problema en si, estamos vivos para tener experiencias. Entre el mundo exterior y el mundo interior están los 5 sentidos, más cada célula de nuestro cuerpo.

Constantemente vivimos experiencias a las que inconscientemente, involuntariamente, les damos un sentido. “El mundo no tiene sentido en sí mismo, tiene el sentido que le damos”. Cada uno de nosotros es responsable del sentido que le damos a los sucesos y para cada uno es diferente. Este sentido que damos a los acontecimientos externos es determinante porqué este sentido va a producir una emoción (reacción interna), sino hay emoción no hay memorización, si reaccionamos de forma neutra no va a guardarse en el inconsciente.

La etimología de emoción viene del latín y significa movimiento, y la energía implica movimiento.

Habitualmente las cosas que nos son dolorosas, no las compartimos o contamos una parte y las vivimos solos. Al vivirlo de forma negativa supondrá un conflicto para el que deberé buscar una manera más o menos satisfactoria de asumirlo a medio o largo plazo. Sino encuentro la manera y el conflicto persiste, el cuerpo buscará una solución biológica a ese conflicto.

Corazón y Razón

cerebro-corazon

Durante los años 90, tres premios nobeles renombrados de la medicina expusieron investigaciones revelando que la primera función del ADN no es la síntesis de proteínas como se creía ampliamente en el siglo pasado, sino la trasmisión y recepción de la energía electromagnética. Menos del 3% de las funciones del ADN se centran en la construcción de proteínas, y más del 90% de las funciones van al reino de la bioacústica y las señales bioeléctricas.

Recientemente se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo, gracias a estos circuitos tan elaborados el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción por si mismo.

Existen 4 tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el cerebro:

El campo electromagnético del corazón es mucho más elevado que el del cerebro o cualquier otro órgano del cuerpo y se ha observado que cambia según nuestro estado de ánimo.

El corazón y el cerebro mantienen una interacción recíproca, que influye en el funcionamiento de ambos órganos y como resultado en todo el organismo. Todos sabemos que las emociones que sentimos afectan a nuestro estado de ánimo y a nuestra vitalidad. Pero, ¿Cuántas veces no decimos lo que sentimos y no hacemos lo que creemos?